El diseño de escritorios y sillas de oficina para espacios de trabajo se fundamenta en rigurosas normas cuyo principio es establecer la correcta relación entre funcionalidad y necesidades del usuario que garanticen las condiciones idóneas para prevenir problemas de salud relacionados a la actividad laboral.
La ergonomía, la base de todo.
El estudio del movimiento del cuerpo humano en función del espacio que ocupa se conoce como “kinetoesfera”. Consiste en un radio de líneas imaginarias determinadas por rangos de alcance, movimiento, pivote y rotación de los miembros del cuerpo humano (brazos, tronco, piernas y cabeza). Estos dan como consecuencia las medidas a las que se establecen alturas, zonas de alcance y espacios para el despliegue en el área de trabajo u oficina. Pero no sólo en sillas de oficina, escritorios y mesas de trabajo, su estudio se hace para todo mobiliario. Es lo mismo decir que las funciones mismas del operario determinan las medidas tanto de los espacios de trabajo como del mobiliario.
Sillas de oficina, escritorios, y mesas de trabajo: centímetro a centímetro
Al seleccionar escritorios y sillas para espacios de trabajo, lo importante es considerar que se puedan realizar las funciones requeridas por el trabajo y garantizar estiramientos de piernas y brazos. Igualmente, giros y relajación de la espalda, estos previenen dolencias o problemas músculo-esqueléticos. Es muy importante considerar que las medidas correctas se deben observar en el conjunto integral de silla y escritorio; para ello, se emplean asientos de altura regulable, considerando que cada trabajador tiene una estatura específica.
Calma, el diseño lo tiene todo bajo control
De todas formas, existen parámetros típicos para tomar como referencia. La medidas estándares para el escritorio son: 140 cm de ancho por 60 cm de profundidad como mínimo. La superficie de trabajo debe estar a un aproximado de 72 cm de altura. Para muebles a medida, lo que se considera es la altura del codo del usuario cuando está sentado. Si se emplea computadora, el teclado se debe ubicar a 10 cm del borde del escritorio. El área debajo de la mesa o escritorio debe guardar unos 60 cm libres de distancia desde la rodilla. Para las mesas de taller la altura debe rondar los 91 cm; bv y en las mesas de dibujo, 106 cm con sistema de inclinación de hasta 30°.
Sentirse bien, sentarse bien.
Las sillas de oficina desempeñan un papel fundamental en la salud laboral. El asiento debe ubicarse entre los 40 y los 54 cm., desde el piso; el tamaño promedio es de 40 cm de ancho por 44 cm de profundidad. Necesitan guardar una inclinación de unos 5° hacia las rodillas. El espaldar deberá contar con una curvatura cóncava ergonómica para el correcto soporte lumbar; la misma se amoldará a la espalda a lo ancho y largo. Las medidas más comunes son: 40 cm de alto y 45 cm de ancho. Además, debe disponer de un sistema de inclinación con un ángulo de al menos 120° con relación al asiento. Los posa-brazos se ubican entre 18 y 30 cm o justo a unos 3 cm por debajo del codo, lo ideal es que tengan al menos 5 cm de ancho y 22 de largo.
Iluminación en los ambientes de trabajo y oficinas
La iluminación es otro punto clave en la salud laboral, quizás lo segundo en importancia a considerar luego de la ergonomía de los muebles de oficina. Cualquier escritorio o espacio de trabajo, además de una correcta iluminación general, amerita el empleo de luces focalizadas sobre el área específica de trabajo como mesas y escritorios, para ello se considera el empleo de superficies que no sean refractantes de luz, con acabados completamente mates.
Para la ubicación de luces, se considera el campo visual del trabajador; las luminarias se disponen a 50° por encima del campo visual, de manera que no produzcan deslumbramiento o cansancio visual. En el caso de mesas o mesones de taller o para dibujo, se emplean lámparas.
En casa o fuera de ella.
A la hora de pensar en la decoración de una oficina o, simplemente, del ambiente destinado al escritorio en casa, es importantísimo que consideremos previamente las condiciones ergonómicas y de confort que necesitaremos, para evitar trastornos físicos posteriores. Esto, por supuesto, sin resignar ni un ápice de la estética que queramos imprimirle al lugar.