Por Arq. Beatriz A.C.
Para poder entender la verdadera importancia de la luz natural en nuestro diseño arquitectónico, quizás deberíamos analizarla desde su comportamiento. Es la luz la que nos perite distinguir los objetos, y es la luz del día la que ofrece distintas maneras de ver los espacios y ambientes.
Con la luz natural ganamos en eficiencia y reducimos el consumo de luz artificial. No hay duda de que, a través de los recursos que utilizamos para conseguir esa luz, afectamos, no solo a los objetos sino a nuestra comodidad y confort. Tanto visual como de estancia en cada ambiente.
1. Claraboyas o tragaluces
Para obtener luz clara y confortable, incluso en días sin sol, las claraboyas ofrecen un modo sencillo de permitir la entrada vertical de luz natural desde el techo. Algunas pueden ser fijas, y otras de abrir y cerrar de acuerdo con la conveniencia de la entrada de luz. Ideales para iluminar sitios menos accesibles, o con luz tenue desde fuera. También para iluminar escaleras o sitios que necesitan luz vertical. Fijas, móviles, manuales, por remoto o eléctricas, son una excelente solución.
2. Paredes de ladrillo de vidrio o pavés
Otro excelente recurso para obtener más luz natural son las paredes de ladrillos de vidrio. Éstos ofrecen una variadísima gama de colores y texturas que nos permiten, de manera fácil y sin grandes movimientos de obra, obtener una luminosidad incomparable. Eso unido a su sentido altamente decorativo, que acerca la luz hasta los rincones más en penumbra de nuestros ambientes. Mis preferidas, si he de decirlo, nos acercan una luz natural texturada y amplían zonas de paso, pasillos, cocinas, baños, e incluso bajos y patios de tipo inglés. Pueden ser interiores y exteriores, separar ambientes, e incluso generar unas sensaciones nuevas, como por ejemplo separando el baño del dormitorio principal. Se genera entrada de luz en el baño, y se mantiene la sensación de no separación entre los dos ambientes.
3. Vidrios de cristal de colores o vitreaux
La luz natural entra de todas las maneras a través de los ventanales. Los rayos luminosos ofrecen distintas perspectivas y maneras de ver el entorno, de acuerdo con el sistema lumínico que usemos, siempre dirigiendo y/o modificando el color de la luz natural. Sabemos que los ladrillos de pavés nos ofrecen una manera de verlo, pero los vitreaux o vidrios de colores, con su extraordinaria historia artística a cuestas, nos ofrecen innumerables formas de actuar para definir la luminosidad en cada ambiente. Podemos colocarlos en paredes, techos, separadores, etc. Sus colores y su técnica que perdura al paso del tiempo nos permiten no sólo remitirnos a una época más distante del pasado, sino a poner la luz natural en un contexto espacial de nueva visión y reflexión sobre los propios objetos, mientras los apreciamos con nuevos ojos.
4. Techos de vidrio o cristal
Otra excelente solución para obtener más luz natural, son los techos de vidrio o cristal. La luz entra directamente a través de ellos y, fijos o móviles, pueden realizarse en distintos tipos de cristal, algunos de luz reducida o traslúcida.
Su utilización tiene varias ventajas, siendo una de las mayores que la luz captada desde esos cerramientos (verticales, horizontales o inclinados) ayuda a recuperar espacios que, en otras circunstancias o condiciones, no se aprovecharían. Hablamos de terrazas, balcones, porches, espacios de salida de habitaciones o salones principales, galerías, etc. Existen una variada gama de techos de cristal, como variadas las formas de transformar la luz desde las cubiertas. Los fijos pueden colocarse entre vigas o viguetas, por ejemplo. Por su parte, los móviles permiten una enorme gama de posibilidades, con o sin remoto, con o sin toldos de cierre, con adaptación a la luz natural de acuerdo con las horas del día y, sobre todo, permitiendo la entrada de una mayor luminosidad en espacios de todos los tamaños. Eso lo consigue la extensa tecnología al respecto.
5. Puertas de vidrio repartido. Abatibles. Corredizas.
Otra de las formas de iluminar las zonas donde más se necesita luz natural, es a través de las puertas, muchas de vidrios repartidos, y, las más actuales, de cristal templado. Éstas facilitan, además de una enorme luminosidad, incluso abrir y cerrar terrazas o zonas de estar de manera diáfana, con sistemas que no necesitan más que un perfil superior y uno inferior. Esto hace que el espacio pueda ser abierto de acuerdo con cada necesidad, regulando la temperatura exterior y la luz solar en invierno. Y al abrirse, esa luz vuelve de manera plena a los ambientes que se transforman en espacios amplios y abiertos.
Su versatilidad les permite usarse en cocinas, terrazas, balcones, jardines, etc. La luz entra sin nada que se lo impida y nos acerca a una mayor utilidad y un tiempo más largo en el año de aprovechamiento de esos ambientes que normalmente mantenemos cerrados de acuerdo con los cambios de estación.
Estas son solo algunas de las ideas que podemos comentar sobre la mejora de la entrada de la luz natural. ¡¡¡Qué estás esperando para ponerte a trabajar en ello!!!!